CONVOCATORIA 27 noviembre 2016: LA PAZ DE COLOMBIA ES DEL PUEBLO


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El El 27 de noviembre de 2016, último domingo de mes
En la Plaza Mayor (junto al caballo), a las 12 horas
Mujeres de Negro contra la guerra – Madrid
Invitan
a una concentración de negro y en silencio:

LA PAZ DE COLOMBIA ES DEL PUEBLO

Queremos alzar nuestra voz para reclamar:

El proceso de paz en Colombia debe continuar porque la Paz es imparable.

Una paz sin discriminazión, sin racismo, sin pobreza, en democracia.

Deben tenerse en cuenta las voces de la sociedad civil, grupos activistas, comunidades y personas que llevan trabajando por la paz desde hace muchos años con una perspectiva feminista y antimilitarista

Hay que desmilitarizar el proceso de paz, que no debe dejarse en manos de todos los actores armados que han propiciado la guerra.

Solicitamos a la Comunidad Internacional y a las Naciones Unidas que continúe el acompañamiento al proceso de paz.

Expulsemos la guerra y la violencia
de la historia
y de nuestras vidas

C/ San Cosme y San Damián, Nº 24, 2º
28012 – Madrid

……………………………………………………………………….

LA PAZ DE COLOMBIA ES DEL PUEBLO

Después de 50 años de guerra -aunque no declarada como tal- con más de 250.00 muertos y 6 millones de desplazados, la paz de Colombia también debe pertenecer al pueblo.

Alcanzar la paz es un proceso largo y difícil que no debe detenerse en ninguno de sus pasos. Entre ellos reconsiderar el referéndum en el que el No a la paz ha ganado por un margen muy escaso. Y debe tener presente el sufrimiento y la violencia sufrida por la población civil, especialmente por los y las defensoras de los Derechos Humanos y activistas por la paz que han sido víctimas de amenazas, secuestros y asesinatos.

Nosotras queremos que se tengan en cuenta las voces que surgen desde la sociedad civil, grupos activistas, comunidades y personas que llevan trabajando por la paz desde hace muchos años con una perspectiva feminista y antimilitarista:

El proceso de paz no puede dejarse sólo en las manos de quienes han propiciado la guerra (las distintas guerrillas y el gobierno; e incluso los grupos paramilitares que nadie menciona). Hay que desmilitarizar el proceso de paz dando mayor participación a los actores no armados. La paz implica también la desmilitarización social, porque el que mató tiene el fusil en la mente.

Deshacer la lógica de la guerra no es una victoria de unos sobre otros, es un beneficio para todos.

Hay que sacar el proceso de paz de las posiciones políticas y electoralistas que intentan demostrar quién tiene más poder. Se debe contar con todos, tanto los partidarios del no como los del sí.

Reconocer el proceso de La Habana, sus avances y logros, y dar a conocer lo que cada parte ha cedido.

Rechazar el retorno a la guerra, el alto el fuego debe ser definitivo para alcanzar una paz sin discriminación, sin racismo, sin pobreza, en democracia. ¡La Paz es Imparable!

Mantener el proceso de paz con la óptica de la Justicia Transicional, que incluye el reconocimiento del daño cometido por todas las partes armadas, la reparación de los daños a las víctimas y su participación en el mismo proceso.

Tener en cuenta las experiencias constructoras de paz y otros proyectos locales que se han mantenido firmes en su deseo de paz durante el conflicto: las comunidades de paz, como San José de Apartadó; las múltiples iniciativas feministas y populares; las iniciativas afrocolombianas de paz y el movimiento de objetores de conciencia.

El proceso de paz debe incluir la perspectiva de los derechos humanos de las mujeres y las niñas, así como mantener los acuerdos que ya se han recogido en materia de enfoque de género. Es necesario construir la paz desde la perspectiva de las mujeres, descentralizando el poder, eliminando las prácticas patriarcales y militaristas, y buscar nuevas estrategias creativas, culturales, artísticas, ancestrales y pedagógicas. Las mujeres son importantes en el proceso porque inciden en la cultura de la noviolencia, de la reconciliación y de la convivencia como valores centrales de la sociedad.

Solicitar a la Comunidad Internacional y a las Naciones Unidas que continúe el acompañamiento al proceso de paz.

Nos negamos a aceptar la guerra como el destino de nuestros hijos e hijas.
Las mujeres y las niñas declaramos que la paz también es nuestra.”
(Ruta Pacífica de las Mujeres)

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