Mujeres de Negro contra la guerra – Madrid
Invitamos a reflexionar desde casa:
Las mujeres y su papel en la paz y la seguridad
Además, este día se conmemora para tener presente la fuerza de las iniciativas de los movimientos de mujeres pacifistas a lo largo de la historia en todo el mundo. Ya a principios del siglo XX, Berta Von Suttner, Premio Nobel de la Paz en 1905, publicó “¡Abajo las armas!” Una novela escrita desde un punto de vista de mujer que provocó numerosos debates sobre el militarismo y la guerra. En ella describe toda la crueldad de la guerra, los soldados abandonados, el miedo a la muerte pero también la exaltación de los valores sociales que alientan el belicismo.
Durante la Gran Guerra, tuvo lugar la 1ª Declaración de Mujeres contra la I Guerra Mundial en el Congreso Internacional de Mujeres por una Paz permanente, celebrado en La Haya, en 1915. Las participantes denunciaron la guerra como “una empresa de hombres” y exigieron garantías de paz futura. Esta Declaración está considerada como un referente histórico de la Resolución 1325/2000 del Consejo de Seguridad sobre Mujeres, Paz y Seguridad, convertida desde su aprobación en una de las herramientas más importantes en manos del movimiento feminista pacifista para ejercer influencia a favor de políticas y negociaciones de paz.
Desde 1988, Mujeres de Negro israelíes y palestinas, adoptaron una forma diferente de protesta contra la ocupación israelí de los territorios palestinos: vestidas de negro, en silencio y con pancartas en inglés, hebreo y árabe, y con el lema “ALTO A LA OCUPACION”. Estas mujeres insistían e insisten en que su humanidad y compromiso por la justicia, no solo las conecta a ellas, Israelíes y palestinas, sino que las obliga a continuar conjuntamente la lucha por una paz justa.
En todo el planeta han surgido grupos de mujeres que han trabajado y trabajan en la promoción de los derechos de las mujeres, que son derechos humanos, y en la construcción de la paz.
La Paz se crea de abajo hacia arriba; y de esta manera lo están haciendo las mujeres en todo el planeta. Trabajan por la inclusión y la igualdad de género allá donde están activas y, principalmente, en espacios de guerra y de postconflicto.
La Resolución 1325, ratificada unánimemente por el Consejo de Seguridad de la ONU en el año 2000, contribuye a la participación activa de mujeres, reconoce el efecto diferencial de la violencia contra las mujeres en conflictos armados e incluye una perspectiva de género en la Agenda de Paz y Seguridad. Esto demuestra que las demandas de los movimientos de mujeres y los pensamientos de las teóricas feministas pueden tener influencia en la gobernanza global.
Esta Resolución por primera vez reconoce a las mujeres como participantes activas, empoderadas e independientes en procesos de prevención de conflictos y en la reconstrucción de la paz. Este reconocimiento a las mujeres, no como seres vulnerables con necesidad de protección, sino como actoras políticas, como líderes o lideresas con autonomía y voluntad propia, llevaba mucho tiempo pendiente.
Colombia es un país en el que las mujeres han sentido los efectos del conflicto armado quizás de diferentes maneras pero tienen en común su capacidad de resistencia y su decisión de contribuir y seguir construyendo un camino de paz. Actualmente estas mujeres participan del sistema integral de justicia transicional, trabajan por el esclarecimiento de la verdad, la reparación de víctimas, la justicia y la convivencia.
Sin las mujeres la paz no tiene posibilidades, la paz no prosperará y la inclusión de género en todos los aspectos y sectores es además de lo más productivo, justo y necesario para el avance y desarrollo de la sociedad presente y futura. La Resolución 1325/2000 no tiene contenido sin estas mujeres de Colombia.
Desde el origen, Mujeres de Negro contra la guerra de Madrid nos hemos opuesto a la presentación como un avance de la mujer, el hecho de su incorporación a las Fuerzas Armadas o a su participación en las guerras. Desde nuestra óptica feminista esto es una aceptación de los valores patriarcales y un paso más en la progresiva militarización social. Los planteamientos feministas y antimilitaristas apuntan a una sociedad sin dominaciones de género, sin ningún tipo de dominaciones.
Como feministas antimilitaristas denunciamos lo militar, las fuertes y continuas inversiones en la industria y la compra de material militar inútil para la conservación de la salud del planeta y de la vida humana. Es necesario dar impulso e implementar políticas que acaben con el militarismo que alimenta la violencia y los conflictos que asolan a la humanidad, con la OTAN y la energía atómica. Se debe poner en el centro la seguridad humana y del planeta frente a lo militar que impide el avance del desarrollo humano por insuficiencia de recursos económicos y destruye la vida.
Como mujer, feminista antimilitarista veo necesario invertir todo el esfuerzo en la conservación de la vida y del planeta. Hay una obligación y una deuda con nuestras generaciones futuras. Por ello,
Hoy más que nunca #ElCuidadoDeLaSaludNoEsUnaGuerra