Celebramos la prohibición de las armas nucleares


Celebramos la prohibición de las armas nucleares


Celebramos la prohibición de las armas nucleares

El 22 de enero de 2021 ha entrado en vigor el Tratado para la Prohibición de las Armas Nucleares, TPNW. El Tratado fue aprobado en la Asamblea General de Naciones Unidas. Los países que disponen de armas atómicas, Estados Unidos, Reino Unido, Francia, China y Rusia (miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU y con derecho de veto) y los países de la OTAN, incluida España, no asistieron a la asamblea, no participaron en la votación, no han ratificado ni firmado el Tratado. Según Antonio Guterres, el TPNW, ‘ha sido la culminación de un movimiento mundial’.

Entre el 6 y el 9 de agosto de 1945, el presidente estadounidense Harry S. Truman, ordenó el bombardeo de Hirosima y Nagasaki. Son los dos únicos ataques atómicos de la historia. Murieron más de 246.000 personas, la mayoría civiles, con un alto porcentaje sin identificar todavía, y ha seguido provocando enfermedades hasta nuestros días.

La 2º Guerra Mundial estaba prácticamente ganada por los Aliados y con el lanzamiento de las bombas se aceleró el final, que dio paso al inicio de la guerra fría, un periodo de fuerte nuclearización militar entre las principales potencias mundiales.

Uno de los objetivos más antiguos de Naciones Unidas ha sido acabar con las armas nucleares a nivel mundial. Fue la primera resolución aprobada por la Asamblea General, en 1946, y ha formado parte de su agenda desde 1959, junto con el desarme general completo.

También ha sido uno de los objetivos de la sociedad civil

En Japón, en la década de 1950, se fundó la Nihon Hidankyō, confederación de víctimas y activistas antinucleares del país. Decían: El empleo de las armas nucleares es algo que fue inaceptable en el pasado, lo es en el presente y continuará siéndolo en el futuro.

En Reino Unido, en 1957, se formó La Campaña para el Desarme Nuclear, CDN, organización que abogaba por el desarme nuclear unilateral del Reino Unido e internacional y por una mayor regulación mundial de las armas por medio de acuerdos. Desde 1958, ha organizado anualmente por Pascua, la Marcha contra las armas nucleares a Aldermaston, en Londres. También en Reino Unido, se creó el campamento permanente pacifista de mujeres de Greenham Common, en Berkshire (sur de Inglaterra), desde 1981 al 2000. Inicialmente se estableció para protestar contra las armas nucleares situadas en la base de la Royal Air Force, RAF, de Greenham Common, pero después denunciaron la conexión entre el cambio climático, las guerras y el comercio de armas y la defensa de los Derechos Humanos, entre otros.

La Campaña Internacional para Abolir las Armas Nucleares, International Campaign to Abolish Nuclear Weapons, ICAN, es una coalición global de la sociedad civil que trabaja para promover la adhesión al Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares y su plena aplicación. Fue fundada en 2007 y cuenta con 468 organizaciones sociales en 101 países. La organización recibió el Premio Nobel de la Paz en 2017 ‘por su labor de llamar la atención sobre las consecuencias humanitarias catastróficas de cualquier uso de armas nucleares y por sus esfuerzos innovadores para lograr su prohibición basada en tratados de tales armas’.

El Premio Nobel fue un impulso en la asamblea de las Naciones Unidas del 7 de julio del 2017, para el Tratado para la Prohibición de las Armas Nucleares. Hasta el 20 de septiembre de 2017, el TPNW recibió el apoyo de 122 países, la ratificación de 84 y la firma de 52, número suficiente para su validación. De esta forma ha podido entrar en vigor el viernes 22 de enero de 2021. Este tratado es el primer acuerdo internacional legalmente vinculante que prohíbe de manera integral las armas nucleares con el objetivo final de su eliminación total.


Mujeres de Negro esperamos que el TPNW sirva para que:

Haya mucha más presión sobre las potencias nucleares para que finalmente cumplan sus antiguas promesas de desarme y se adhieran al Tratado que obliga a desactivarlas inmediatamente y a pagar reparaciones, tanto a víctimas como a los estados afectados por su uso, así como a restaurar los ecosistemas dañados.

La presión social continúe para que:

El Gobierno español apoye, ratifique y firme el Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares, pues es la única posición política moralmente aceptable, respecto a un armamento capaz de provocar una catástrofe humanitaria y climática. Que sea consecuente y se oponga a las armas nucleares y así se ponga de parte de un sentir humanitario mundial.

Las entidades financieras desinviertan en la industria armamentística nuclear. En España, bancos como el BBVA y el Santander, entre 2017 – 2019 destinaron por lo menos 5.000 millones € a financiar empresas que fabrican o mantienen armamento nuclear.

Para que tengamos en cuenta que la carrera armamentista y la venta de armas (recordamos que nuestro país es el 7º vendedor mundial) son responsables directos de la pervivencia de las guerras actuales.


Décadas de activismo social han logrado lo que muchas personas creían imposible: la prohibición de las armas nucleares. Además, tenemos que celebrar haber conseguido que ahora sean ilegales.


Este logro es también un nuevo impulso para continuar trabajando para que la ONU declare la ilegalidad de las guerras, porque todas y cada una de ellas son el mayor desastre para la humanidad y el ecosistema. De esta forma, la ONU conseguiría otro de los objetivos de su agenda desde 1959, el desarme general completo.

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