Aún en un contexto pandémico nadie nos puede callar, de ahí nuestro grito. Un grito con el que hacemos referencia a toda opresión contra nosotras las mujeres que se ha multiplicado durante la crisis del coronavirus, ya que somos nosotras las que más hemos sufrido los efectos del desempleo y los cuidados.
En nuestro derecho de manifestarnos decoraremos balcones y ventanas, ese hueco que durante la pandemia ha sido nuestro contacto con el exterior. Estaremos todas, todas juntas en las calles, vestidas de morado, violeta, lila, azul, y gritaremos por nuestros derechos, los derechos de todas las mujeres.
En nuestro grito reivindicaremos todo aquello que en estos momentos nos parece esencial: la energía, el agua, la vivienda, los cuidados, la defensa de los servicios públicos, el antirracismo, las disidencias, el sexo y la identidad de género, por una renta básica incondicional para todas, y también por la emergencia planetaria y por un desarme mundial, rechazamos la precariedad y la violencia machista.
Porque nadie nos puede callar en nuestro derecho a manifestarnos exigiremos eliminar el sometimiento y la trata de mujeres y niñas, una educación sexual sana e igualdad. La lucha feminista es una lucha colectiva, donde entendemos que las mujeres compartimos una serie de problemas y situaciones. Esa es la razón por la que es una lucha política, porque nos afecta a todas.
Como feministas vemos que el modelo de consumo actual lleva al colapso medioambiental, que la depredación de los recursos naturales lleva a una crisis ambiental y climática, que debemos ser conscientes de los daños medioambientales, de que los ecocidios al planeta son irreversibles y que debemos proporcionar seguridad humana. Por ello este 8 de marzo recordamos que es necesario un consumo responsable, poner la vida humana en el centro, los Derechos Humanos y los Derechos Ambientales, porque es necesaria una transición ecológica desde una perspectiva de paz positiva y de paz ambiental.
Este 8 de marzo, Mujeres de Negro de Madrid reclamamos:
♀ Reducir el gasto militar mundial.
♀ Que termine el negocio armamentístico, la fabricación y el tráfico de armamento que tienen impor-tantes impactos medioambientales por el consumo de energía y la contaminación que implican, y que llevan a conflictos armados que nos hacen más vulnerables a nosotras y al planeta.
♀ Limitar los complejos militares-industriales hasta su desaparición, reinvirtiendo estos recursos en la seguridad humana que es eliminar la pobreza, tener calidad de vida, bienestar, vivienda, educa-ción, cultura y salud pública.
♀ Restringir los ensayos de armas que tienen importantes costes medioambientales, además de la contaminación por sus desechos tóxicos, la deforestación, y pérdida de hábitat resultantes del proceso.
♀ Acabar con la depredación de recursos naturales y cuidar el medio ambiente, porque las mujeres transformamos la sociedad día a día.